En pocas palabras la
Procrastinación es un trastorno de
la conducta que consiste en reemplazar tareas importantes por actividades poco
relevantes y con poca importancia.
En 2007 el PhD.
Piers Steel, uno de los más importantes investigadores sobre la
procrastinación; publica: The Nature of Procrastination: A
Meta-Analytic and Theoretical Review of Quintessential Self-Regulatory Failure,
meta-análisis que subraya el papel importante de la procrastinación en la
conducta de las personas.
En 1992 se escribe “Procrastination:
A malady of modern time”, el primer análisis serio sobre la
procrastinación, escrito por el psicólogo y profesor Noach Milgram;
quien argumentó que las sociedades técnicamente avanzadas aplazan tareas,
rompen las fechas límite, además de tener un gran número de compromisos, dando
lugar a la procrastinación. Derivando en la publicación “Procrastination
and task avoidance: Theory, research, and treatment” de Ferrari,
Johnson y McCown (1995) aunque con una
postura moderada, ellos sostienen que la procrastinación ha existido a través
de la historia adquiriendo connotaciones negativas con el advenimiento de la
revolución industrial (hacia 1750). Antes de ello, procrastinar era concebido como
neutral y podía ser interpretado como una inteligente forma de (in) acción.
De algún modo,
existe la noción de que la dilación es una enfermedad moderna, aunado a ello,
informes indican que la tendencia va en aumento (Kachgal et
al., 2001). Las referencias históricas indican que la prevalencia y postura de
las personas ante la procrastinación, es y ha sido durante mucho tiempo un
problema dominante. Desde la revolución industrial, el escritor Samuel
Johnson (1751) describió a la procrastinación como una
debilidad general, a pesar de la educación moralista y reproches de raciocinio,
perdurará en mayor o menor medida en todas las mentes. El contemporáneo de Johnson,
Phillip Stanhope (1749/1968) Conde de Chesterfield,
reflexionó, “No ociosidad, no pereza, no procrastinación; nunca dejes para
mañana lo que puedes hacer hoy”. John Lyly, escritor Inglés,
conocido por su trabajo de “La anatomía de Wit” de 1579, libro
esencialmente lleno de proverbios, escribe: “No hay nada tan peligroso como la
procrastinación”.
En la búsqueda de
textos clásicos de diversas referencias para escudriñar el origen de
procrastinación, En el 44 a. C., Cicerón, cónsul de Roma, su
más alto cargo político, famoso orador, dijo: “En la ejecución de casi toda
tarea, la lentitud y la dilación es lo peor”. Aproximadamente 400 años antes Tucídides,
general ateniense quien escribió sobre la guerra contra los espartanos,
incluyendo temperamentos y estrategias, reflexionó: “La procrastinación es el
rasgo del carácter más reprochado, útil solo en el retraso del inicio de una
guerra”. Finalmente, cerca del 800 a. C., Hesíodo, uno de
los primeros poetas griegos, escribe: “No dejes el trabajo de hoy para mañana,
ni pasado mañana, el trabajador que procrastina no llenará el granero, el
hombre que no trabaja siempre estará en la ruina”. Ante esta consistencia de
opinión, que se extiende miles de años atrás, la procrastinación debería
considerarse como un defecto arquetípico de la conducta humana. Es bastante
sorprendente e irónico que la ciencia no haya realizado referencias a la
procrastinación con anterioridad.
Fuente:
Piers Steel, Psychological
Bulletin. The Nature of Procrastination: A
Meta-Analytic and Theoretical Review of Quintessential Self-Regulatory
Failure. (tr. Steel, 2007:2-3)
Traducción: ÑAM ñam Procrastinación
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